Doble homenaje al gran Beethoven y el último gran Concierto de Schumann con Ibermúsica
viernes, 4 de abril de 2025
Programa extraordinario el que propone Ibermúsica para el miércoles 9 de abril a las 19:30 en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Nada menos que la que está considerada la sinfonía más célebre de la historia, la monumental Quinta Sinfonía de Beethoven Sinfonía acompañada del Concierto para violín en Re menor de Schumann, la última obra importante del compositor antes de morir que compuso en apenas 10 días y de la tormentosa Obertura Coriolano, también de Beethoven. Todo ello de la mano de la London Philharmonic Orchestra , excepcionalmente innovadora y emocionante, celebrada como una de las grandes orquestas del mundo desde que Sir Thomas Beecham la fundó en 1932 bajo la dirección de su director emérito, el ruso Vladimir Jurowski, nieto, hijo y hermano de otros destacados directores. En el Concierto de Schumann destaca la violinista noruega Vilde Frang, que actúa con un Stradivarius ‘Engleman’, que data de 1709.
Coriolano, no se sabe si personaje real o leyenda, inspiró al dramaturgo vienés Heinrich Joseph von Collin en 1804, para retratar el conflicto definitivo entre la guerra y un camino alternativo de compasión, paz y trascendencia. El orgulloso y vengativo general Cayo Marcio Coriolano, presa de un sentimiento de traición, regresa a Roma con un ejército compuesto por sus antiguos enemigos, decidido a invadir y destruir la ciudad. Al llegar a las puertas de Roma, abandona su plan ante las súplicas de su madre, Volumnia. Incapaz de dar marcha atrás y abrumado por la comprensión de su locura, se quita la vida.
El tema sirvió también de inspiración a Shakespeare, y fue reinterpretado por Brecht, John Osborne y Günter Grass entre otros. Este turbulento drama inspiró la Obertura Coriolano de Beethoven, escrita tres años después, en 1807. El tema principal representa la resolución de Coriolano y las tendencias bélicas, mientras que el tema más tierno refleja las súplicas de su madre para que desista. La obertura se estrenó en marzo de 1807 en un concierto privado de la casa del príncipe Franz Joseph von Lobkowitz, a quien Beethoven dedicó varias de sus sinfonías, junto a la Cuarta Sinfonía en si bemol y el Concierto para piano no.4 en sol.
Una obra enigmática
El Concierto para violín en Re menor de Schumann fue su última obra importante. Es una composición enigmática que no fue oficialmente estrenada hasta 1937 tras haber sido rechazada por Joseph Joachim, a quien estuvo destinado, y Johannes Brahms. No obstante, violinistas como Menuhin o Jelly D'Aranyi fueron fervientes defensores de la partitura.
El Concierto para violín ha tenido un pasado convulso. Fruto de la última etapa de Schumann, cuando sufría su última enfermedad y se veía afectado por la depresión y los delirios, se completó en octubre de 1853, tan solo unos meses antes de su depresión mental y su intento de suicidio en febrero del año siguiente. El Concierto fue entonces, por alguna razón, retirado del mercado. Se ha sugerido que Clara, su esposa, y el joven Brahms lo consideraron indigno de publicación e interpretación. Joachim, para quien estaba destinado el Concierto para violín, solo vio la partitura después de la muerte del compositor y nunca la interpretó.
El 21 de septiembre de 1853, Schumann anotó en su registro diario: «He comenzado una pieza para violín». El 1 de octubre, apenas diez días después, anotó que el «Concierto para violín está terminado», y para el 3 del mismo mes, la pieza estaba completamente orquestada. Este registro representa la última época verdaderamente productiva y feliz para el compositor. Sin embargo, en su entorno no fue apreciado, Joachim apoyó inicialmente los esfuerzos de Schumann, pero poco después de su fallecimiento en 1856, expresó su descontento con los "horribles pasajes para violín" a Clara Schumann. Clara, Brahms y Joachim decidieron que la obra nunca debía publicarse, porque creían que era producto de la locura de Schumann hacia el final de su vida. Sin embargo, para muchos es rico y pleno de sentimiento y emoción, una de sus últimas obras importantes.
Cuatro notas universales
La Quinta Sinfonía de Beethoven comienza con las cuatro notas más reconocibles de la música sinfónica, es el tema de "la llamada del destino a la puerta". Revolucionaria en su época, es posiblemente la sinfonía más célebre de la historia, que encarna cada una de estas cualidades que confirman a Beethoven como un virtuoso inigualable de su oficio. Su apertura es feroz, amenazante, urgente. Una composición de dos siglos de antigüedad que no ha envejecido ni un día. La sinfonía comienza con el motivo musical más famoso de todos los tiempos.
Cada sinfonía de Beethoven tiene su carácter perfectamente definido: la Heroica, la Pastoral, la simpática Octava, la bucólica Cuarta. Pero la Quinta es inclasificable. Es, simplemente, una de las más grandes sinfonías de todos los tiempos y, para algunos, la que más. En la Historia de la Música hay muchas melodías memorables y recordadas, pero células temáticas, no. Y, desde luego, ninguna como las famosas cuatro notas con las que se abre la Quinta Sinfonía de Beethoven; una célula temática que es, a su vez, el sustento de este edificio musical genial: cuatro notas (tres breves y una larga) que recorren toda la obra dándole una solidez y una unidad extraordinarias. De esas simples cuatro notas del comienzo surge un torrente imparable de música que no cesa hasta la impresionante y agotadora coda. Una experiencia artística que, por más que la repitamos, nunca deja de causarnos una gran impresión.
Aunque la Quinta Sinfonía se considera una de las mejores obras musicales de Beethoven, en el momento de su estreno los contemporáneos del compositor todavía estaban enamorados de su Tercera Sinfonía, la "Heroica". Poco a poco, la comprensión de la pieza creció a medida que el público empezó a asociarla con la vida y el estilo musical de Beethoven. La Quinta Sinfonía se estrenó, sin mucho éxito, con la Sexta el 22 de diciembre de 1808, en un mega-concierto desafortunado que también incluyó piezas vocales, así como los estrenos de la Fantasía Coral y el Concierto para Piano número 4, con el compositor en su última aparición pública como solista.
55 años de buena música
Ibermúsica fue fundada por Alfonso Aijón en 1970, quien se propuso traer a España las mejores agrupaciones sinfónicas del mundo. Desde entonces Ibermúsica, ha evolucionado en concordancia con los tiempos conservando la calidad artística, el rigor y la pasión por el arte y la música. La institución ha trabajado durante 55 años y la relación de artistas que han debutado en España de la mano de Ibermúsica es enorme, gracias a la profesionalidad que ha sido consigna de esta casa. Asimismo, gracias a Ibermúsica se han estrenado en España numerosas obras de compositores tan relevantes como Stravinsky o Shostakovich. De la mano de Llorenç Caballero, actual Director General de la compañía, Ibermúsica sigue apostando por traer a nuestro país la mejor música con los mejores directores, solistas y orquestas del mundo en Madrid.
Quienes estén interesados en adquirir localidades, aún hay disponibles en:
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